Page 34 - Desafíos organizacionales para estudiantes de Relaciones Públicas
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personas conocedoras de cada detalle de las colecciones del museo e idóneas para brindar visitas guiadas.
Sin embargo, este éxito no se tradujo
en un programa sostenible. Pérez (2015) explica que a lo largo de los años han hecho esfuerzos para replicarlo, pero
no han conseguido que quienes se inscriben se mantengan en el programa. Incluso, han detectado personas que
se han aprovechado del programa de capacitación del museo: “era como un negocio de me preparo, ya conozco sobre la historia de Costa Rica y me voy... es más, algunos inclusive hemos notado que vienen y traen grupos, vienen como guías los fines de semana”.
Adicionalmente, una situación administrativa interna hace que este programa capacite únicamente guías para el público, mientras que otros departamentos (como investigación o museografía), reclutan voluntarios de manera independiente y burocrática,
sin pretender que formen un equipo duradero. Por el contrario, no les permiten quedarse más de 6 meses ante el temor de que conservar trabajadores no remunerados viole la legislación laboral. Esto evidencia los prejuicios y la poca cultura que existen en nuestro país respecto al tema del voluntariado.
Estadías tan breves como esas (igual que han sido las de practicantes en los MBCCR) reducen las oportunidades de capacitación, por lo que las personas terminan siendo inducidas a sus puestos de manera muy breve y por parte de sus jefes directos o compañeros de trabajo. Incluso, en el área educativa del Museo Nacional, el temor a perder recursos y tiempo ha frenado capacitaciones más a profundidad para voluntarios nuevos.
Al llegar personas nuevas, “se les da los horarios de visitas en las que hay guías voluntarios en el museo y la idea es que ellos se amparen al voluntario con experiencia”, explica Pérez (2015).
A pesar de permitir que cada departamento capacite a sus voluntarios en la manera en que crea conveniente, el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) presenta
el programa de voluntariado más estructurado que pudo identificarse.
Esta institución abre el proceso de reclutamiento cada mes de enero
y se solicita a los voluntarios que se comprometan a permanecer por lo menos un año.“Tienen que enviar su currículum, enviar una carta de interés. Nosotros revisamos esa información, los llamamos para entrevista si nos interesan, y de esa entrevista seleccionamos unos cuantos. De acuerdo a los perfiles y diferentes preguntas que les hacemos, elegimos”, explica Antonieta Sibaja (2015), educadora del Museo. Explica además, que por las características de la institución, resulta muy atractivo para estudiantes
de arte, que se ven beneficiados con experiencia en el gremio, participación en conversatorios y talleres y acceso a su biblioteca, entre otros recursos.
Ese fue también el mayor conjunto
de beneficios que se identificó para los voluntarios. En el Museo Nacional
y el Museo del Jade reportaron que ocasionalmente, si hay presupuesto, se les puede dar una jarra a final de año, o invitarlos a tomar café. El Museo del Jade, además, les brinda una camiseta para que usen durante los recorridos.
En el caso de este último, debe señalarse que trabaja con un